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miércoles, 29 de noviembre de 2023

Luis

 Érase una vez un hombre llamado Luis, quien por razones desconocidas se encontraba encerrado en una pequeña habitación con cuatro paredes sin ninguna otra compañía. La habitación era austera y solo contaba con una vieja mesa de madera y una silla desgastada.


Luis, con mucho tiempo libre y sin más entretenimiento a su disposición, se encontraba sentado junto a la ventana de la habitación, observando el mundo exterior. La ventana era su única conexión con el exterior, y aunque estaba cerrada, podía ver cómo la vida cotidiana transcurría fuera de su alcance.


Luis, sintiéndose atrapado y anhelando la libertad que había perdido, decidió comenzar a escribir sobre su situación. Tomó un lápiz y un trozo de papel y comenzó a plasmar sus pensamientos y emociones en palabras. Escribió sobre su soledad, su deseo de escapar y su anhelo de volver a sentir la brisa fresca y el sol en su piel.


Pero mientras escribía, una extraña idea se apoderó de su mente. ¿Y si él, al igual que estaba encerrado en esa habitación, también era solo un personaje ficticio en la historia de otra persona? ¿Y si había alguien más escribiendo sobre él, encerrado en su propia habitación?


Intrigado por esta idea, Luis decidió llevar su historia un paso más allá. Comenzó a escribir sobre un hombre llamado Marcos, quien también se encontraba atrapado en un espacio confinado, observando a través de su ventana. Escribió sobre los pensamientos y emociones de Marcos, su deseo de escapar y su imaginación de un mundo más allá de esas cuatro paredes.


Pero a medida que escribía sobre Marcos, la historia tomaba un giro inesperado. Luis se dio cuenta de que, al escribir sobre Marcos, él mismo se convirtió en el escritor de la historia. Era como si estuviera creando un bucle infinito de personajes encerrados escribiendo sobre otros personajes encerrados escribiendo.


En ese momento, Luis se vio atrapado en un dilema existencial. ¿Quién era el verdadero escritor? ¿Era él mismo o era alguien más en una realidad paralela? ¿Era libre para crear la historia o simplemente un personaje en manos de un autor desconocido?


La incertidumbre llenó su mente mientras seguía escribiendo y observando a través de la ventana. Aunque las respuestas a sus preguntas permanecieron sin respuesta, Luis encontró consuelo en su capacidad de crear y explorar mundos a través de sus palabras. A pesar de estar encerrado físicamente, descubrió que su imaginación y su capacidad de escribir le brindaban una forma de escape, una manera de volar más allá de las cuatro paredes y vivir en la libertad de su propia creación.

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