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martes, 22 de abril de 2014

Paisajes en mi brazo



Y un día cualquiera conocí a esta pequeña princesa de ojos de noche,
ella es capaz de brillar con luz propia, iluminar el lugar sin ayuda alguna.
Llenando todo el cuarto con un brillo especial, cálido, suave, infinito,
con un albor hermoso robado del cielo multicolor en una tarde veraniega.

Conocí a esta pequeña niña, que con solo sonreír, sin pensarlo siquiera,
crea hermosos cuentos llenos de coloridos paisajes, bosques eternos.
Su voz, es suave música que me hace soñar e inventar finales felices,
melodía que sin proponérselo me hipnotiza, me calma, me alegra el día.

Una tarde normal de un día nublado dibujó un paisaje en mi mano derecha,
cada montaña más verde que la anterior, cada flor más colorida, infinita.
Y aquellos celestes ríos, llenos de vida se colaban por mis brazos enteros;
cubriendo mi cuerpo con sus sueños, con historias, nubes lejanas, música.

Y así, poco a poco, se ganó mí cariño, mis noches, y cerramos nuestros ojos,
pequeña princesa de eterna sonrisa, esperé pacientemente tu llegada
recolecté para ti los luceros más brillante de este cielo de un negro infinito,
para crear ese camino que al final un día cualquiera te trajo al fin a mí.

lunes, 21 de abril de 2014

Lo esencial es invisible a los ojos


             "Creo que todos tenemos un amor del                cual hablamos por elresto de nuestros          días, el mío yace en unos ojos cafés, infinitos, hermosos." 

Sabes pequeña, alguna vez en mis sueños pensé en robarte y no dejarte ir,
obligarte a gastar tus días acá conmigo en este mundo que creaste solo para mi.
Te bese mil y una veces, me contaste tantos cuentos de una rosa única, imperfecta.
Nos domesticamos poco a poco, hasta hacernos necesarios el uno del otro.

De las miles de estrellas que iluminaban el cielo, encontramos las nuestras,
te enseñe a cerrar los ojos para vernos el alma, lo esencial, invisible a los demás.
¿Recuerdas ahora, cuando visitamos juntos ese misterioso país de las lágrimas?,
¿Recuerdas mi niña, como nos divertimos burlándonos de aquel rey prepotente?

Pero de todos aquellos locos mundos que me regalaste, uno por siempre fue el mejor
Un planeta diminuto, donde vimos el amanecer y el anochecer las veces que quisimos,
con dos volcanes, ¿recuerdas?, ¿con baobabs diminutos escondidos entre los rosales?
Era nuestra guarida, un planeta amarillo crema con una única flor, nuestra flor.

Venías cada noche justo al cerrar mis ojos, y dibujabas aquellos paisajes de tu libro,
y yo te seguía alegre, por horas eternas colgado de tu mano, disfrutaba contigo.
Pero dejaste de aparecer en mis sueños, y así, una noche sin luna ya no viniste más,
supongo que crecimos, y los adultos no sueñan ya, más acá espero aún tu regreso.