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martes, 22 de abril de 2014

Paisajes en mi brazo



Y un día cualquiera conocí a esta pequeña princesa de ojos de noche,
ella es capaz de brillar con luz propia, iluminar el lugar sin ayuda alguna.
Llenando todo el cuarto con un brillo especial, cálido, suave, infinito,
con un albor hermoso robado del cielo multicolor en una tarde veraniega.

Conocí a esta pequeña niña, que con solo sonreír, sin pensarlo siquiera,
crea hermosos cuentos llenos de coloridos paisajes, bosques eternos.
Su voz, es suave música que me hace soñar e inventar finales felices,
melodía que sin proponérselo me hipnotiza, me calma, me alegra el día.

Una tarde normal de un día nublado dibujó un paisaje en mi mano derecha,
cada montaña más verde que la anterior, cada flor más colorida, infinita.
Y aquellos celestes ríos, llenos de vida se colaban por mis brazos enteros;
cubriendo mi cuerpo con sus sueños, con historias, nubes lejanas, música.

Y así, poco a poco, se ganó mí cariño, mis noches, y cerramos nuestros ojos,
pequeña princesa de eterna sonrisa, esperé pacientemente tu llegada
recolecté para ti los luceros más brillante de este cielo de un negro infinito,
para crear ese camino que al final un día cualquiera te trajo al fin a mí.

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