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jueves, 9 de septiembre de 2010

De brujas y Princesas

Después de tantos cuentos, de brujas y villanos,
de paisajes desolados, e infelices desenlaces,
después de no aprender con tristes moralejas
desgastadas en consejos, para oídos sordos.

Encuentro en esta historia, a una princesa,
que decide descansar de príncipes azulados,
prefiriendo la manzana envenenada… sin sueño
y ha cambiado al desencanto de la rana sin beso.

Me encuentro con la delicia de no saber el final
que descansa en palabras de un augurio sin sonrisa,
o de mundos hechos con notas de una música infinita
como escapar de tal tentación, de la dulzura en la duda.

Y vuelvo mis ojos a los cuentos sin concluir, infinitos.
que de tan cortos e ingratos, finales no merecen,
a intentar pintar las triste alas de mi mariposa incolora.
con princesas sin coronas y brujas de ojos hermosos.

Enrojece mi sonrisa, con tu sutil dulzura de bruja,
extrañas maneras de enamorar a un torpe bohemio
locas maneras de quedarse en su mente, en su vida
huellas indelebles se amontonan en su mente, sonríe.

Y al final de los finales, desvanece su esperanza,
calla esperando una voz que le guie, una palabra,
pues no encuentra el camino de vuelta a ella, le pierde
llamados mudos que no encuentran eco de vuelta.

Dulce mariposa de alas tristes y sonrisa de crayón,
bruja pesimista que empieza la historia por su final,
bella princesa de ojos eternos que olvidan sin mirar
de este cuento, que de corto e ingrato,no merece final.

jueves, 15 de abril de 2010

Un cuento inconcluso! ocupo ideas

La ví de reojo acomodándose el cabello frente un espejo grande y azul, yo recién me había quedado dormido, pensando como de costumbre en ella para volver a encontrarla. Siempre era como la primera vez, me era un poco difícil reconocerla, pero después de unos minutos me acostumbraba a su luz, a su figura perfecta en un cuarto sin tiempo. Cuando entreabría los ojos siempre sentía el impulso de preguntarle quien era, siempre bajo la mirada cautelosa de sus ojos infinitos, pero me reprimía, en realidad no importaba mucho como llego allí, solo que allí estaba. Ella se levanto, camino hacia la ventana, la abrió y dejo entrar todo el día de golpe mientras me preguntaba: « ¿te has acordado ya, o vas a necesitar ayuda?» con cierto aire de risa burlona. «No, ya me ubiqué, creo que es porque siempre llegas antes que mi, por eso es más fácil para ti, ¡no te burles!». Entonces pude verla a través de su camisón, le examine como un pícaro jovenzuelo que fisgonea por un pequeño agujero en la pared a aquella que había sido su compañera de juegos. Y entonces recordé por un momento la primera noche en que la encontré, desorientada en ese mismo cuarto, sola, y llena de un sudor que helaba toda la habitación, recordé cuando la abracé y le prometí seguir soñando con esa habitación por el resto de mis noches, así ella no estaría sola nunca más, y hasta ahora le he cumplido con ciertas excepciones que estaban fuera de mi control. Algunas veces, ella no podía dormir en toda la noche, yo le esperaba en la habitación, dando vueltas, fumando un habano, tomando ron blanco, pero ella no llegaba y yo terminaba por despertar. Otras veces era yo quien no acudía a la cita por la falta de sueño que me causaba la tribulación de mi trabajo, y ella se sentía tan sola como la primera noche, esperándome y llamándome por entre los muros. Algunas veces, soñábamos con habitaciones diferentes, tratando de recordar personas nuevas, extrañas, perdidas, enfermas, locas, pero nada. Otras tantas ocasiones nos encontrábamos en una habitación diferente, con cosas que nunca habían sido nuestras, que no tenían nada que ver con nuestro pasado, y nos gastábamos nuestro poco tiempo creando un lugar agradable para dejarnos llevar por nuestro amor ilusorio. Ella camino hacia la cama, se había dado cuenta de mi mirada, con sus mejillas ruborizadas me lanzó una mirada picara mientras decía, «me gustas mas cuando duermes después del trabajo, cuando apenas tienes tiempo de besar a tu esposa antes de llegar a mí, porque te siento más amoroso» y soltó una de esas carcajadas que por mucho días después del primer encuentro, escuche en todo lado sin saber de dónde le recordaba. Se sentó a mi lado, me miro con ese amor de colegiala y lanzó la pregunta que por primera vez quemaba su boca, y mis oídos, « ¿crees que algún día nos reconoceremos?, ¿crees que algún día me mirarás por la calle y sabrás mi nombre?». «¿Sabes que no tengo esa respuesta, verdad?» murmuré, «pero espero con todo mi corazón que sí, espero llamarte, mirarte a los ojos y saber sin ninguna duda que eres la chica de mis sueños, la que me espera siempre que no puedo dormir, la que busco desesperadamente cuando en un ataque de celos su esposo le despierta soberbiamente ebrio despegándola de mis brazos porque loca en el éxtasis de la noche pronuncia mi nombre a su lado» le dije al oído, «y te tomare del brazo, diciendo tu nombre, y te llevare para no dejarte nunca más», y ella con vos visiblemente conmovida acertó, «si, así será, y yo me iré contigo sin mirar atrás»

martes, 2 de febrero de 2010

Punto Final.

Esto estaba escrito hace rato, pero no podia terminarlo, creo ke al final, muchas relaciones sin querer o queriendo llegan a un final ke no pensamos podria ocurrir.

Quiero oírte maldecir mi nombre, desgarrar mi recuerdo,
Quiero que como en tantas noches de soledad me mates,
Que no se detenga tu boca ni se canse tu voz de injuriarme.
Quiero morir en tu recuerdo, que masacres mis palabras.

Quiero que llores de rabia al pensar en el tiempo perdido,
Quiero que el licor de mis poemas te de la fuerza necesaria,
Que no medites tus palabras al vociferar cuanto me odias.
Quiero ser el maldito que siempre pensaste, pero ocultaste.

Quiero que desgarres tu almohada al ver mi rostro reflejado,
Quiero que inundes mi teléfono con mensajes de despecho,
Que no pienses en el mañana de lo que maldices dices hoy.
Quiero saber que ya no soy más que un indeseable recuerdo.

Quiero que al fin mis palabras se deshagan en tus dedos,
Quiero perder el juego que lleva mi apuesta a doble o nada,
Que no te detenga tu pensamiento al romper mis fotos.
Quiero ser polvo que se deshace en tus manos, en tu recuerdo.

Quiero ser lágrimas, odio, golpes al aire, malos recuerdos, dolor
Quiero ser luto que deshace tus ganas, sombras malditas, paz.
Que no quede un solo instante que vivimos juntos, tu, yo.
Quiero saber que el punto es final, solo así sabré que ha terminado.

lunes, 1 de febrero de 2010

Estupido Enamorado. (A Elena)

Gracias por hacerme escribir de nuevo.
Ella era tan distante, tan distinta, era ese tipo de niñas que imaginas y esperas toda tu vida, pero no sabrías que decirle si la vieras, de esas que ves dibujada en las nubes cuando viajas solo. Sus ojos eran tan descriptivos que le atraparon inmediatamente, su mirada le quemo el alma, dibujo un nombre eterno en su memoria. Recordaba su cabello como una noche lejana en que, sin conocerle aún, perdido en alcohol deseó que llegara. Algo en su rostro o en su forma de ser simplemente le volvía loco. Como esa canción que simplemente no puedes sacarte de la cabeza por días y días. Como esa sensación de alegría que invade nuestro cuerpo cuando sabemos que está pronto el regreso a casa. O ese cosquilleo súbito que sentimos cuando llega la hora de ese encuentro tan esperado. Solo la había visto un par de veces, pero sabía que era suficiente para no olvidarla nunca más, y estaba seguro que aquella sonrisa seria parte de su vida por el tiempo que durara.

Así, aquel chico que por mucho tiempo no pudo escribir, que se olvido de las letras, los cuentos y las poesías de mundos distantes e irreales que siempre imaginó y dibujó para escapar de una vida mediocre… real; se vio de pronto inspirado, llenando de letras cada papel que caía en su mano, dibujando historias fantásticas de noches eternas con millones de estrellas que se abatían muertas de celos por la belleza perturbadora que emanaba de aquella princesa inocente; o matando de amor a más de un pobre enamorado que embriagado por el perfume de gardenias de su amada, o por la mala suerte que destilaba aquella, la mujer más hermosa del mundo, se vieron de pronto atrapados en un halito de muerte del que no pudieron nunca escapar, o incluso alguno que murió envenenado hasta las entrañas por el coraje de no poder enamorar a una chica a la que simplemente el mundo entero le era indiferente.

Era un tonto que no podía hacer nada más que recordar su rostro, o revisar una a una las palabras que esa chica distante le escribía, tratando de encontrar un rastro de esperanza, esa oportunidad que le permitiera seguir soñando. No pensaba en otra cosa que no fuera tenerla cerca, sentía su respiración en su cuello, le escuchaba susurrando su nombre, sentía su mano al caminar, tomando la suya por error o azar del destino, le veía en cada espejo, en cada sombra… era ella su mundo, su música, su silencio… su luz. Por momentos eternos se quedaba mirando las estrellas o la luna infinita y pensaba en ella, le encantaba creer que al igual le pensaba, que en ese mismo momento ella le quería cerca, y reía, le llamaba en silencio esperando escuchar su voz sombría respondiendo a sus llamados. Era suya, nadie podía quitarle eso, esa chica, extraña, callada, misteriosa pero simplemente hermosa, la chica que era capaz de borrar cualquier rastro de este mundo malgastado y sucio, era solo suya por el tiempo que el deseara.

No era simple para él, muchas noches se quedaba despierto hasta entrada la madrugada esperando que ella se apiadara de él, que simplemente le mostrara que en un instante de un mundo eterno, el nombre de aquel, su humilde esclavo había estado recorriendo su cabeza. Algunas veces, bebiendo el dulce sabor de un ron blanquecino le veía llegar, con sus manos abiertas. La buscaba donde no estaba, en todos lados, en todas las canciones, en todos los poemas, tanteando como los ciegos, golpeando su ego contra miles de obstáculos, pero ella no estaba.

Algún día de tantos, cuando las esperanzas estaban pérdidas ya, le vio, cual espejismo, tan hermosa como la recordaba, por un momento no dio crédito a sus ojos, eran tantas las veces en que corriendo a su encuentro se había quedado con la imagen desvanecida en sus brazos, tantas las veces en que la ilusión de un beso le había quemado sus labios para darse cuenta que todo fue un sueño. Pero esta vez era real, estaba a unos pasos de él y se acercaba, él, estático le llamaba con voz suave. Ahí estaba frente a él, era como siempre imagino que debía ocurrir, ella tomo su mano, le acerco, antes de que el recurriera a aquel instinto de fuga que le llenaba, ella sutilmente le beso, y el mundo se detuvo por un momento, y fueron ellos dos amantes solos en un mundo de torpes soñadores que no recorren los caminos que sus sueños señalan, que no se atreven a llegar donde siempre quisieron estar.

martes, 26 de enero de 2010

Déjame (a Elena)

Déjame esta noche cerrar tus ojos con el susurro de un beso,
deja que tranquilo reconozca el mensaje en tu boca, tus ojos,
y serás mi sueño furtivo, mi mundo inventado, mi locura,
y seré el viento que grite tu nombre, en la noche solitaria.

Déjame leer en tus palabras el secreto que escondes, tu miedo,
deja que sea tu luz, tu sombra, la semilla que desea brotar,
y será una historia de locos perfectos que nadie nunca sabrá,
Y serán nuestras palabras, un lenguaje único, nuestro, tuyo.

Déjame ser esa canción que te alegre el día, que te hace reír,
deja que sea ese camino que te hace volver siempre a mí,
y serás tú mi cuento, mi tonada, una sonrisa sin razón aparente,
y serán nuestras las estrellas miles, las nubes, las flores, la vida.

Déjame imaginar que esto es real, no me despiertes aún,
deja tranquilo a este pobre tonto que te cree su cómplice,
y seré feliz pensando que puedes ser real, que no te imagino
y serás tú mi niña, mi reina de cuento, mi pequeño secreto.

martes, 19 de enero de 2010

Mentira… a medias.

A Lilly, una canción que nunca oí, un lugar que no visité, pero que siempre recuerdo.

Cuanto me gustaría pensar que esta historia que inventamos,
que creemos realidad, más allá de fantasías, de sueños,
esta locura de pensarnos, de sabernos el uno del otro,
es mucho más que el sueño que negamos cada noche.

Cuando antes de dormir, imagino tu rostro, tu sonrisa,
me gustaría pensar que es reflejo fiel de tu pensamiento,
que me miras con anhelo, que procuras mis caricias, mis besos,
Que más allá de la distancia inútil, me tienes, te tengo.

Se que no existes, mas que en la historia que insisto en reinventar,
se que las horas pasaran en vano, y mirare tu foto, mi realidad,
Y sentiré como se me escapa este tesoro que nunca tuve,
esta memoria de un lugar no visitado, una canción perdida.

Pero este tonto que has creado, este bufón de un amor irreal,
se sentara debajo de tu sombra y tu fruto ha de esperar.
Te llamará con el viento vespertino, con la luna menguante,
será tu aliado, tu custodio, tu ángel… o quizá tu demonio.

Me verás cada noche en tus sueños… que sabré descifrar,
Despertaras con el sabor que dejan mis besos, locos, alcohólicos.
Sudarán tus manos al caminar, oirás tu nombre sin razón,
sabré llegar, y quedarme, seré cada canción, cada voz, latido.

martes, 12 de enero de 2010

0501

Como mucho de lo que escribo, si no todo, esto no es poesía, son frases que de a poco llegan a mi cabeza, en noches de alcohol, o música, o soledad, o compañía, o todo a la vez, todas estas líneas, creo, al final se relacionan con lo mismo, los chismes, las preguntas agudas, los comentarios ácidos que solo buscan una cosa, alimentar el morbo, hurgar en la herida, deshilachar los recuerdos que persisten y no se irán porque así lo decidí.


Existen historias que no terminan en el punto final,
y siguen doliendo mas allá de las palabras, las miradas
te queman los labios los besos que deseas robar…aun
y lloras en silencio cuando le vez, cuando le hablas.

No siempre la coherencia es la mejor respuesta,
aun cuando sabes que definitivamente es la única.
la razón te agobia recordándote el por qué de no soñar.
el porque no dejas de ser el torpe que ella siempre vio.

Y escribes miles de poesías con un mismo final, soledad,
le llamas a través de las palabras, de las canciones, nada,
le muestras la debilidad que aun abarrota tus palabras, estúpidas,
le nombras sin sentido, le llamas por nada, y nada vuelve.

El mismo tiempo que pudre las fotos, mejora los recuerdos, sabes…
los mismos años que marchitan un hombre, fortalecen un árbol,
el ron se mejora al añejarse, y ningún buen libro se hizo en un día.
no hay olvido, estoy mal, o bien…qué más da?, que importa ya?

El problema no es crear un castillo en el aire, eso está bien,
el problema es no crear la escalera para bajar cuando quieras.
No hay problema en pintar su rostro, su risa, sus besos en tu cabeza,
el problema es usar tinta indeleble, inmune al pasar del tiempo.

A veces, cuando aun término mis noches pensando en tu cuerpo,
en lo cómodo que me sentía siempre que estabas a mi lado,
en las tantas noches que mire tu rostro mientras dormías, te ame.
sin temor… aún sueño, aún te pienso, te siento, te llamo… te beso.