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lunes, 23 de octubre de 2023

6 noches sin dormir.

 …Ayer te soñé, y fue tan real que desperté con el sabor de tu piel quemando mis labios...


Cuando la noche apenas se desperezaba y la luna recelosa asomaba su clara silueta por entre las montañas sentí como tantas noches la necesidad inexplicable de mencionar tu nombre y recorrer por mi memoria, un poco adoloridas por los excesos del alcohol, los tantos momentos en que te tuve, e incluso los que solo imagine. Y así, perdido en los laberintos del recuerdo, me fui quedando dormido, perdido y embriagado en el veneno de tu recuerdo. Y aun mas allá de las fronteras de la realidad, donde nuestras vidas se confunden entre las de miles mas, entre las de nuestros mas amados o temidos, donde la realidad y la fantasía son dos siameses incompletos el uno sin el otro, llegaste perdida entre otras tantas fantasías que se me habían quedado inconclusas, y sorteando todas aquellas quimeras me tomaste del brazo y me llevaste por mundos inimaginables, y me amaste como nunca y tus besos eternos inundaron los paisajes de grafito. Y morimos y renacimos en un amor inexistente pero eterno. Y al despuntar el alba, cuando la realidad abofeteo mi cara con un rayo de sol, siento el sabor inconfundible de tu piel quemando mis labios, rogando al cielo te apiades de este pobre subtito de tu belleza y colmes mis sueños una vez mas.    

II
Te pido que no me dejes mirarte a los ojos, pues me he dado cuenta que al perderme en el sueño de sentirme observado por ellos, me desvanezco como un loco en mundos imaginarios, enamorado por un rato inagotable... por minutos incontables en que soy eterno. Temo mirar esa sonrisa, y quedar estúpidamente prendido de tu recuerdo, de la caricia suave y hermosa de mirarte de tenerte por un momento en este mundo que he creado solo para ti...pero hasta ahora a sido solo para mi...

III

He caminado tanto sin mirar mis pasos, sin saber hacia donde vamos... y a veces siquiera de donde venimos. He sentido algunas veces que no puedo ya distinguir entre tristeza y melancolía, entre amor y costumbre... Temo tanto que esos recuerdos que nos que nos han unido, se transformen en cadenas en nuestros pies... en neutros besos...en nuestras vidas. Temo tanto decir adiós...convertir tantos hasta luego, insípidos algunas veces, en un punto final, abrir por fin esta puerta que tanto golpean y marcharme...marcharnos. Dime, crees tu que esta mal pensar que todo acabo, que ese amor que no me dejaba dormir en noches de lluvia se ha convertido en la lluvia misma. Dime que puedo yo hacer si hoy no río como antes, si hoy no soy la que quieres...por que no eres quien yo quiero...si hoy no estoy viva...si hoy me siento oscura.

IV      
El durmió mirando las estrellas, murmurando tantas cosas que olvido decir, tantas palabras que se quedaron en su boca sin poder siquiera escribirlas. Recostada en su cama ella siquiera se acordó de aquel joven raro que le miraba con extraño interés buscando algo en sus ojos y su sonrisa. El no podía dejar de pensar en su cara, aquella sonrisa que desde el primer momento lo amarro y no lo dejaba tranquilo. Ella siquiera se dio cuenta que aquel torpe muchacho le miraba y quedaba atrapado en sus ojos y que esa mirada iba mucho mas allá de la realidad. A lo largo de aquellos días de torpes intentos, de miradas no encontradas y letras mal plasmadas, quedaron todos los suspiros...quedaron los sueños y las tantas palabras que nunca le dijo. El, cargado con su historia imaginada... marcho sin comprender, sin decir nada, sin despedirse. Ella, siguió su vida, sin darse cuenta siquiera del mundo que creo y destrozo, el sueño en el que estuvieron inmersas...las miradas...las sonrisas...las palabras...los poemas.


V
No es difícil rendirse a tus pies...caer bajo el seductor hipnotismo de tu mirada alucinante que penetra mas allá de los sueños. Mirar cada vez más de cerca el cielo o sentir las estrellas miles acariciando mis manos elevadas por la caricia de tu suave piel, perderse en el infinito laberinto de tu cabello nocturno y místico. Desistir del gobierno del mundo entero solo por un beso de esos labios infantiles que hechizan sin saberlo. Caminar por horas perdidas buscando el rastro de tu olor en una ciudad llena de el... y seguir por vidas enteras buscando tu sonrisa perdida en millares de rostros, y perecer lentamente en la espera de mírate pasar, de lejos sin voltear a ver... solo por sentir esa fragancia sutil que deja tu sombra.


VI
Cuando miles de estrellas, dormidas aun en su letargo infinito, contemplan esos ojos que a su vez les mira con el entusiasmo de una Nina que encuentra al fin su tan anhelado tesoro; perdidas en sus celos al ver aplacada su belleza espectral, bailan, caen suben y vuelan, se desviven por aquel ser incauto que se ha atrevido a desafiar su legendaria hermosura con un par de luceros que por mucho las rebasa...ella, sutil, tierna e inocente disfruta de aquel espectáculo sin sospechar las razones de tal. Al final, cuando todas las estrellas caen fugaces a morir en el vació, la hermosa niña cierra sus ojos, creadores de aquella batalla inusual, y duerme tranquila.

The Last Letter

David sat alone in his dimly lit study, a single candle casting eerie shadows on the walls. He clutched the crumpled envelope in his trembling hands, his heart pounding with dread. The letter inside, with his own handwriting, had arrived mysteriously on his doorstep that evening.


As he slowly unfolded the parchment, the words revealed a chilling tale of his impending demise. It described in vivid detail the events leading up to his death, each moment growing darker and more ominous. David's eyes widened as he read about a fatal accident, the date and time chillingly specific.


A cold sweat formed on his brow, and he glanced at the clock on the wall, which showed the time that matched the letter. Panic welled up within him as he realized the inevitability of the situation. The letter even described the feelings of despair that would overcome him.


He tried to tear his gaze away from the text, but it held an unshakable grip on his mind. His breath grew shallow as he read about his final moments and the creeping darkness that would consume him. It was as if he was watching his own life slip away, powerless to change the outcome.


With trembling fingers, he reached the end of the letter. It concluded with a haunting message: "It is too late, David." In that moment, he felt a strange detachment from reality, as if he were hovering above his own life. The room around him seemed to blur, and the candle's flame danced wildly.


And then, as the candle extinguished itself with a sputter, David finally comprehended the horrifying truth. He had been reading the letter after he had already died, trapped in a nightmarish loop of fate, unable to escape the inescapable.