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lunes, 3 de diciembre de 2012

Hoy quiero ser música


Hoy me voy a transformar, cambiare mi aspecto, mutaré…

Y seré esa canción en los labios de un niño que ha perdido la inocencia,
seré la nota perpetua de cantos milenarios que ayudan a labrar la tierra
y me colaré en la canción de una madre que espera la llegada de su hijo,
esa misma que adormece al triste soldado olvidado en el fin del mundo.

Quiero ser el himno de quién ve a su tierra tan lejana sin poder regresar,
ese que recuerda aún su partida en las notas roncas del canto de su padre.
Llenaré las iglesias en el canto de un evangelio que se pudre en el pecado,
ese que cantan para sanar sus mentes los que a diario corrompen su alma.

Seré esa canción que canta mi abuela para no llorar de desesperación,
volveré a ser el arrullo que cantaba mi madre al dormirme a su lado,
delicadamente recordaré la música que me ha hecho feliz, llorar, amar:
Y recorreré las miles de canciones que han hecho de mí quien ahora soy.

Pasaré de la marimba pampera que se baña de coyol bajo el ardiente sol,
a la guitarra de serenata en las manos ebrias de amor sincero y juvenil,
o  el sonido triste de una guitarra desgastada en los dedos del Calipso
desentrañando historias rebuscadas en las arenas de un Caribe olvidado.

Quiero ser la melodía de una armónica vieja, que ha llorado demasiado,
y ha visto miles de atardeceres en la soledad de un viejo abandonado;
dormiré las tardes de un recluso que recuerda anheloso sus días de libertad,
y de aquel que por soñar perdió ya la cordura en los en infinito de su vista.

Me voy a transformar en el blues del condenado que llora a su amada,
seré esa nota que deja ver una lágrima en los ojos de un pobre desahuciado;
llenaré de notas sin esperanza el canto de quien despierta ya sin motivos,
y envolveré las noches de quien solo tiene recuerdos en sus rotos bolsillos.