En la sombra profunda donde reina el silencio,
te reconocería, mi amor eterno.
Aunque la ceguera oscureciera tu mirar,
mi corazón hallaría tu luz al caminar.
En la penumbra densa, sin sonidos de claridad, mi alma te abrazaría con pura lealtad.
Aunque mis oídos fueran prisioneros del mutismo, tu voz resonaría en mi ser, un dulce abismo.
En el laberinto del destino, en la confusión,
te identificaría por la esencia de nuestra unión. Aún si la vida nos despojara de sentido, en tus latidos encontraría el rumbo perdido.
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