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lunes, 21 de abril de 2014

Lo esencial es invisible a los ojos


             "Creo que todos tenemos un amor del                cual hablamos por elresto de nuestros          días, el mío yace en unos ojos cafés, infinitos, hermosos." 

Sabes pequeña, alguna vez en mis sueños pensé en robarte y no dejarte ir,
obligarte a gastar tus días acá conmigo en este mundo que creaste solo para mi.
Te bese mil y una veces, me contaste tantos cuentos de una rosa única, imperfecta.
Nos domesticamos poco a poco, hasta hacernos necesarios el uno del otro.

De las miles de estrellas que iluminaban el cielo, encontramos las nuestras,
te enseñe a cerrar los ojos para vernos el alma, lo esencial, invisible a los demás.
¿Recuerdas ahora, cuando visitamos juntos ese misterioso país de las lágrimas?,
¿Recuerdas mi niña, como nos divertimos burlándonos de aquel rey prepotente?

Pero de todos aquellos locos mundos que me regalaste, uno por siempre fue el mejor
Un planeta diminuto, donde vimos el amanecer y el anochecer las veces que quisimos,
con dos volcanes, ¿recuerdas?, ¿con baobabs diminutos escondidos entre los rosales?
Era nuestra guarida, un planeta amarillo crema con una única flor, nuestra flor.

Venías cada noche justo al cerrar mis ojos, y dibujabas aquellos paisajes de tu libro,
y yo te seguía alegre, por horas eternas colgado de tu mano, disfrutaba contigo.
Pero dejaste de aparecer en mis sueños, y así, una noche sin luna ya no viniste más,
supongo que crecimos, y los adultos no sueñan ya, más acá espero aún tu regreso.


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