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jueves, 29 de enero de 2009

Nunca más (a Lily)- Nuestras estrellas fugaces... a veces son eternas.

Ella le esperaba desde hacia tres horas ya, sentía en todo su cuerpo el latir de su corazón, eran horas, días, meses de no saber de el. El recuerdo era tan vivido que cada noche le sentía en su almohada, el respiraba su mismo aire, le sentía rozando su mano, le miraba en el fondo de su taza de café...el no se había ido para ella. - “Tantos días y ni una sola palabra...pero que importa yo le amo y se que el me ama, nada importa mas que eso”-. Ella camino hacia su ventana, como lo solía hacer desde su partida, cada tarde en punto a las tres; tenia la esperanza de verle doblando la esquina, de que el la notara y le saludara levantando su gorra y con el ademán de un beso, que ella atraparía en el aire y pondría en su boca, caminaría hasta su puerta, le abriría y le envolvería en sus brazos, lo besaría por un momento eterno serian para siempre felices por que el no tendría que irse nunca mas de su lado….La puerta sonó, tres golpes que ella sintió en el alma, corrió tan rápido como pudo, abrió la puerta y allí estaba él, tan distinto a aquel que ella tenía en su cabeza, tan humano, tan real… tan poco él. Le miro tratando de compararlo con aquel que le juró que nada cambiaria, que el tiempo se detendría mientras el no estuviera, pero no...Era otro por mucho muy distinto. Le sonrió, se sonrojó y con un poco de desilusión en su rostro dió media vuelta y cerró su puerta para no volverla a abrir nunca más...

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