Te propongo un affaire literario, nos vamos a amar dentro de los libros, con nuestras almas, con ese amor al saber, ese deseo que nos une por leer siempre un poco más, dame tu mano que del resto yo me encargo, a final que importa si nadie entiende lo diferente de nuestra relación. Sé que tu cuerpo se me hace imposible, pero al cerrar los ojos puedo atar tu alma y hacerla del todo mía.
Podría comparar la sensación
de abrir un libro nuevo, o alguno que no leíamos desde hace mucho, y sé que
muchos de mis amigos estarán de acuerdo conmigo, con la sensación de una
relación sexual exquisita. Quitar el plástico de la envoltura después de
apreciar extensamente la portada, es tan parecido a explorar un cuerpo rendido
en una cama pensando en cómo hemos de empezar tan sutil tarea, se ha de hacer ambas
cosas lentamente, sutilmente, dejándonos descubrir el placer que nos puede dar
la ignorancia hacia lo que se nos avecina. Empezar a leer las primeras letras
que nos anticipan sin estropear las sorpresas que nos esperan; es tanto como
despojar ese cuerpo palpitante de las ropas que nos estorban, hemos de hacerlo
lento, apreciando el instante, dejándonos
aprender esos detalles que nos ayudaran más adelante a entender lo que se nos
viene de frente. Empezar a leer la trama cautivante, aprender de los
personajes, los lugares, las historias, los problemas, la delicia de lo complicado; sin ninguna duda nos
asemeja al momento en que empezamos a rodearnos el uno al otro, aprendiendo lo
que nos sacude, nos intimida, nos disgusta, lo que debemos y no debemos hacer,
momentos en que nos hacen falta al menos 2 manos más. Para llegar al clímax que
tanto en los libros como en el sexo, nos lleva a no poder parar, a querer
explorar, a seguir sin parar, sin pensar en el final, nos dejarnos ir solo un
poco más, y aún un poco más... para sin darnos cuenta llegar a un final de no
más de algunos segundos que llegan cuando menos lo esperamos, cuando le da la
gana... un final que la mayoría de las veces o no sabemos cómo será o lo
recordamos diferente...
Quiero tenerte, desnudarte,
dejarme llevar por tus texturas y tus historias, hacerte el amor, leerte,
apreciarte como aprecio una buena lectura, deleitarme en tus aromas. Sé que me
has de entender, sé que si alguien sabe de amores y lecturas eres tú. Quien más
podría entender la diferencia entre leer historias y vivirlas, ¿es acaso lo
mismo ver una película erótica y hacer el amor? ¿Es siquiera comparable? Tu sabes
que no. ¡Quien más podría comprender el poder que se siente en los dedos al
pasar las páginas una tras otra¡ al sentir la piel estremecerse en nuestros
dedos pidiendo siempre un poco más. Comprendes cuando digo que no te da una
pantalla las tan nítidas sensaciones que te regala el papel, cuando de a poco
te va llegando frente a ti mil y una historia y te llena hermosamente el deseo,
como sentir en tus manos el sudor que exhala y llena toda la sala con del aroma
te dos cuerpos locos de pasión. Vamos a cerrar los ojos, y vamos a vivirnos en
papel, se bien que tu cuerpo se me hace imposible, pero tu alma está escrita en
papel, y sé que mas allá de las hojas podrás ser para siempre mía y de nadie
más.
//Te propongo un affaire literario, nos vamos a amar dentro de los libros, con nuestras almas, con ese amor al saber, ese deseo que nos une por leer siempre un poco más, dame tu mano que del resto yo me encargo, a final que importa si nadie entiende lo diferente de nuestra relación. Sé que tu cuerpo se me hace imposible, pero al cerrar los ojos puedo atar tu alma y hacerla del todo mía...// - Perfecto escrito. No pude resistir un comentario. Viviendo entre las hojas y cubierta del libro es el viaje eterno, que con cada palabra que lees, te mueres y te vuelves - otra persona- el mismo de nuevo. Mentira es dudosa y la realidad miente. Entre los toques de pensamiento se amplía el universo- la biblioteca de Bebel.
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